sábado, 6 de mayo de 2023

La Familia de Dios


 Señal del Pacto 

Conforme a la imagen de Dios

La Familia Vive en Él


Pablo explica esta nueva creación haciendo un contraste entre el 

“viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos”,

Con respecto a la vida que antes llevaban, se les enseñó que debían quitarse el ropaje de la vieja naturaleza, la cual está corrompida por los deseos engañosos; ser renovados en la actitud de su mente; y ponerse el ropaje de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios, en verdadera justicia y santidad.

Efesios 4:22-24

En este pasaje, Pablo describe una transformación indispensable por la que deberá pasar la humanidad. Esto comprende, primero que nada, un cambio en la naturaleza y el carácter de las personas. El segundo paso es la resurrección, una metamorfosis absoluta mediante la cual se convertirán en personas capaces de vivir en la plenitud de su palabra.

Dios está llevando a cabo esta transformación a través del poder del Espíritu de Dios. Uno de los términos que describe esta transformación espiritual es salvación. Pablo se refiere a quienes recibirán esta salvación como a “hijos de Dios”:

 “El Espíritu mismo [es decir, el Espíritu Santo de Dios] da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados”

El Espíritu mismo asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria.

Romanos 8:16-17

¿Podemos comenzar a entender el significado de esta inspirada declaración de Pablo?  Nos explica el por qué estamos aquí, y la razón misma de nuestra existencia, de por qué nacimos. Le da significado a la vida misma, y explica por qué Dios desea que toda la humanidad llegue al conocimiento de la verdad. Las Escrituras nos dicen que Dios está creando una familia su propia familia. ¡Y nosotros tenemos la incomparable oportunidad de ser parte de ella, de la familia de Dios!

Esta relación familiar, en la que llegaremos a ser hijos de Dios el Padre, ¡es el corazón y la esencia del magnífico plan de Dios para la humanidad!

Desde el comienzo mismo de la humanidad, este propósito ha sido claramente enfatizado por Dios. Fíjese nuevamente en las palabras de Génesis 1: “Entonces dijo Dios: ‘Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza’. Y creó Dios al hombre a su imagen; . varón y hembra los creó” Tanto hombres como mujeres fueron creados a imagen y semejanza de Dios, para que fueran como él.

Luego dijo Dios: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza. Que tenga dominio sobre los peces del mar y sobre las aves del cielo; sobre los animales domésticos, sobre los animales salvajes y sobre todos los animales que se arrastran por el suelo». Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios; hombre y mujer los creó.

Génesis 1:26-27

Este lenguaje bíblico se refiere a la familia. Notemos que solo después de crear a las plantas y animales para que se reprodujeran “según su género”, Dios dijo “hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza”. Esto demuestra que el hombre fue creado de acuerdo “al género del espíritu”. De hecho, para ayudarnos a comprender el paralelo de la creación del hombre a la imagen y semejanza de Dios, Génesis 5:3 dice que más tarde, el primer hombre, Adán, “engendró un hijo a su semejanza, conforme a su imagen, y llamó su nombre Set”. Así es que Dios estaba esencialmente reproduciéndose a sí mismo a través de la humanidad.

Cuando Adán llegó a la edad de ciento treinta años, tuvo un hijo a su semejanza e imagen, y lo llamó Set.

Génesis 5:3

Dios afirma claramente que su familia incluye a personas que ahora son hombres y mujeres físicos, y que son sus hijos e hijas: 

Todos ustedes son hijos de Dios mediante la fe en Cristo Jesús, porque todos los que han sido bautizados en Cristo se han revestido de Cristo. Ya no hay judío ni no judío, esclavo ni libre, hombre ni mujer, sino que todos ustedes son uno solo en Cristo Jesús. Y si ustedes pertenecen a Cristo, son la descendencia de Abraham y herederos según la promesa.

Gálatas 3:26-29

Generalmente, y con bastante frecuencia, la Biblia se refiere a los hijos físicos de ambos sexos como “hijos” porque esa era la costumbre en los tiempos en que se escribió la Biblia. Tal costumbre ha continuado en muchos idiomas durante siglos. En los idiomas hebreo y griego, en los que originalmente se escribió la Biblia, la palabra “hijos” por lo general se usaba para referirse a los “descendientes”. De manera similar, nosotros usamos las palabras humanidad y hermanos en un sentido general, para incluir a ambos sexos.

Dios también nos dice “Y seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso”. Al igual que tanto hombres como mujeres son hijos de Dios por medios físicos, también pueden llegar a ser sus hijos por medios espirituales.

Y: «Yo seré un Padre para ustedes y ustedes serán mis hijos y mis hijas, dice el Señor Todopoderoso».

2 Corintios 6:18

¿Somos verdaderamente los hijos de Dios?

Pero cuando Dios nos llama “sus hijos” y nos instruye para que lo llamemos “nuestro Padre”, ¿está hablando en sentido literal? ¿Está Dios realmente engendrando otra familia semejante a él mediante un proceso reproductivo? ¿O será que esta expresión suya se refiere a que él es también Padre de toda nacionalidad humana por medio de la creación?

Por ser el creador de todo cuanto existe, Dios es también Padre de los ángeles, y los llama “hijos de Dios” en Job 38:7. No obstante, él desea ser Padre de los seres humanos en un sentido mucho más trascendental, un privilegio que ni siquiera se le ha concedido a los ángeles.

Cuando alababan todas las estrellas del alba, Y se regocijaban todos los hijos de Dios?

Job 38:7

En el libro de Hebreos se puede apreciar esto: “Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: ‘Mi Hijo eres tú, yo te he engendrado hoy’, y otra vez: ‘Yo seré a él Padre, y él me será a mi hijo?’. En este versículo se hace una comparación entre la naturaleza de los ángeles y la de Jesucristo, el hijo unigenito de Dios. Sin embargo, aquí también existe una aplicación a los seres humanos.

Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Mi Hijo eres tú, Yo te he engendrado hoy, y otra vez: Yo seré a él Padre, Y él me será a mí hijo?

Hebreos 1:5

Debemos reconocer que como “Hijo unigénito de Dios”, Jesús está en una posición inmejorable el revela al Padre;

A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.

S. Juan 1:18

El es la propiciación a nuestras vidas como hijo redentor.

En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él.

1 Juan 4:9

  En su calidad de Verbo Divino, él estuvo con el Padre incluso antes de su concepción humana.

En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.

S. Juan 1:1-3

 Después, mediante el poder del Espíritu Santo proveniente de Dios el Padre, fue concebido de manera sobrenatural como Jesucristo, el ser humano, en el vientre de María, cuando ésta todavía era virgen 

.Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios.

S. Lucas 1:35

Jesús no tuvo un padre carnal, sino que su padre directo fue Dios el Padre, incluso en el plano físico, por medio del Espíritu Santo. 

Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es.

S. Mateo 1:20

Al mismo tiempo, Jesús también fue engendrado por el Padre 

Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha dado al Hijo el tener vida en sí mismo;

S. Juan 5:26

El Orden en su doble Naturaleza

El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.

S. Juan 6:63

Y al momento de su resurrección, después de su muerte, Cristo regresó junto a su Padre y a la gloria que habían compartido juntos, habiendo orado así justo antes de morir: “Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese”.

Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese.

S. Juan 17:5

Aunque los demás seres humanos no somos concebidos físicamente de la manera sobrenatural en que lo fue Jesucristo, podemos, no obstante, seguir su ejemplo para llegar a ser concebidos espiritualmente por Dios, aun cuando sea en los años posteriores de nuestra existencia física. Los cristianos convertidos también son llamados “nacidos” de Dios 

 Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel que ama al que engendró, ama también al que ha sido engendrado por él.

1 Juan 5:1

La palabra de Dios nos guarda en su esíritu.

Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca.

1 Juan 5:18

La vasija del que recibe su vida es protegida como hijos de Dios

Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;

S. Juan 1:12

El testimonio la fe y nuestra confesión en el contenido del evangelio.

El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.

Romanos 8:16

Toda la creación esta en dolor de parto.

porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios.

Romanos 8:21

Nuestra esperanza de bendición

El mundo no nos conoce, precisamente, porque no lo conoció a él. Queridos hermanos, ahora somos hijos de Dios, pero todavía no se ha manifestado lo que habremos de ser. Sabemos, sin embargo, que cuando Cristo venga seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como él es. Todo el que tiene esta esperanza en Cristo se purifica a sí mismo, así como él es puro.

1 Juan 3:1-3

y, como se explicó anteriormente, como “hijos e hijas” de Dios debe ser nuestra maera de vivir.

Y: «Yo seré un Padre para ustedes y ustedes serán mis hijos y mis hijas, dice el Señor Todopoderoso».

2 Corintios 6:18

En efecto, estos hijos son descritos en 1 Pedro 1:23 como “siendo renacidos, no de simiente corruptible [simiente viene del griego sperma y aquí quiere decir que ellos no provienen de la célula espermatozoide masculina que fertiliza el óvulo femenino para producir la vida mortal y perecedera], sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre”.

 Pues ustedes han nacido de nuevo, no de simiente perecedera, sino de simiente imperecedera, mediante la palabra de Dios que vive y permanece.

1 Pedro 1:23

Esta vida incorruptible e imperecedera, a la que son guiados por las Escrituras, es el resultado del Espíritu de Dios que él ha implantado en ellos, porque “El que da vida eterna es el Espíritu de Dios”

El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.

S. Juan 6:63

 Traducción en Lenguaje Actual). De hecho, el Espíritu Santo es el agente de la concepción espiritual. Note una vez más las palabras de Pablo en : 

El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.

Romanos 8:16

 Y por medio de ese Espíritu, se hace posible que nosotros seamos “participantes de la misma  naturaleza de su espíritu” (2 Pedro 1:4), la misma naturaleza de Dios.

Así Dios nos ha entregado sus preciosas y magníficas promesas para que ustedes, luego de escapar de la corrupción que hay en el mundo debido a los malos deseos, lleguen a tener parte en la naturaleza divina.

2 Pedro 1:4

Volviendo al libro de Hebreos, debemos comprender que aunque la expresión “ser engendrados por Dios” no se aplica a los ángeles, sí se aplica a Jesucristo, y no solamente a él, sino que también a sus seguidores. Se nos dice que los ángeles son “espíritus dedicados al servicio divino, enviados para ayudar a los que han de heredar la salvacion.

¿No son todos los ángeles espíritus dedicados al servicio divino, enviados para ayudar a los que han de heredar la salvación?

Hebreos 1:14

Estos seres humanos convertidos son los hijos de Dios, los hermanos de Cristo, que al igual que él, son engendrados de Dios.

 Además, se nos dice que Cristo va a “llevar muchos hijos a la gloria . .  Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos es decir, como mencionan otras traducciones, del mismo padre o de la misma familia; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos” 

Hebreos 2:10-11.

Jesús es el “primogénito entre muchos hermanos” (Romanos 8:29). Éstos deben ser “nacidos del Espíritu” (Juan 3:6) para llegar a ser como él, que ahora, como “espíritu vivificante” (1 Corintios 15:45), se sienta “a la diestra de Dios” (Hebreos 10:12).

De hecho, ellos se unirán a Jesucristo en gloria y majestad como “hijos de la resurrección” (Lucas 20:36), siendo Cristo “el primogénito de entre los muertos” (Colosenses 1:18; Apocalipsis 1:5).

Todo esto deja muy en claro que los cristianos convertidos por el Espíritu se convierten en hijos de Dios, verdadera y literalmente, gracias a una regeneración espiritual—siendo nacidos otra vez a nueva vida por medio del Espíritu Santo. Así es que Dios está gestándonos según su “género”, como se afirma en Génesis 1 no solo como modelos físicos de sangre y carne, sino que también como identidad de hijo espiritual iguales en su creación y formación en él por su elección. 

Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.

S. Juan 4:24

La Escuela de Dios

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